La empresa, que depende de tierras alquiladas para la producción de puerros, nabos, chirivías y patatas, es consciente de cómo deja la tierra después de la cosecha.
«Tan pronto como se cosechan nuestros cultivos, damos mucha importancia a cómo preparamos el terreno antes de devolverlo a los propietarios de las parcelas, a punto para arar y sembrar», explica Richard Clarke, que se encarga del funcionamiento diario del negocio junto con su hermano, Matthew.
«A menudo, es necesario trabajar el suelo hasta una profundidad razonable para airearla y eliminar cualquier compactación causada por las cosechadoras y los remolques, dejando la superficie nivelada y abierta para mejorar el drenaje», afirma. «Si la cosecha ha sido en húmedo, también habrá que lidiar con algunos surcos, huellas de rodadas, pero este no es un trabajo que se pueda realizar solo con un cultivador tipo subsolador».
Optar por un modelo plegable de 4 m en lugar de una máquina remolcada proporciona flexibilidad en el campo para la explotación.
«Podemos maniobrar y repetir pases en cualquier zona muy afectada, en lugar de intentar tirar de una máquina remolcada y correr el riesgo de quedarnos atascados», afirma Richard. «Si trabajamos a una profundidad de 20-25 cm, el cultivador universal Kverneland Turbo mueve mucha tierra. Y con sus robustos brazos Réflex, sin duda se abre paso por terrenos donde menos te lo esperas. Hasta ahora nos ha impresionado».
«El cultivador Kverneland Turbo ha demostrado ser tan útil después de la cosecha que ahora también se utiliza para preparar el lecho de siembra, y no solo para cultivos intermedios después de la cosecha. Es especialmente eficaz en las cabeceras y hemos observado que deja un acabado uniforme y nivelado», afirma Richard. «También es una buena herramienta para preparar la tierra, dejándola lista para quitar piedras o previo a la formación mesas de siembra».