EL CÍRCULO VIRTUOSO DE ARAR - SUMIDERO DE CO2 Y PRODUCCIÓN DE HUMUS

Estudios científicos revelan la estrecha relación entre la retención de CO2 en forma de humus y CO2 y los beneficios de la labranza.

EL CÍRCULO VIRTUOSO DE ARAR - SUMIDERO DE CO2 Y PRODUCCIÓN DE HUMUS

El uso de la tierra y la gestión del suelo influyen en las emisiones de CO2 y, por tanto, en el fenómeno del calentamiento global. El contenido de humus en los suelos desempeña un papel importante en el almacenamiento de carbono. El arado como técnica de establecimiento de cultivos ayuda a la formación de humus y, por tanto, a reducir las emisiones de CO2 y de N20 (El N2O es 300 veces más perjudicial que el CO2 en cuanto al efecto invernadero se refiere).

A diferencia de todos los demás sectores económicos, la agricultura y la silvicultura pueden almacenar carbono (sumideros de CO2) y, por tanto, actuar como sumideros naturales de gases de efecto invernadero.

La gestión del suelo contribuye a la protección del clima

Los suelos pueden almacenar carbono y, por tanto, servir de sumidero de carbono. Asimismo, el carbono del suelo puede liberarse mediante emisiones de CO2 y el nitrógeno mediante óxido nitroso (N20), lo que aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por eso es importante preocuparse por el uso de la tierra y la gestión del suelo, así como por sus cambios, para controlar de alguna manera el potencial de calentamiento global.

Los siguientes capítulos definen el CO2, el N20 y el humus, explican sus interacciones y revelan los resultados de los estudios científicos que comparan las técnicas de establecimiento de los cultivos con respecto a las bajas emisiones de CO2 - N20.

El CO2 y el crecimiento de las plantas

El carbono comienza en el aire como el C del CO2. Mediante la fotosíntesis, las plantas toman el carbono del CO2, lo combinan con el hidrógeno del agua del suelo (H20) y, utilizando la energía del sol, fabrican azúcar (CH20). Finalmente, el metabolismo de la planta toma ese azúcar y fabrica moléculas complejas reconocidas como tal, denominadas posteriormente "materia orgánica".

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Capacidad inigualable de almacenamiento de CO2 en el suelo 

Los suelos utilizados para la agricultura son, con mucho, el mayor almacenamiento terrestre de carbono orgánico. Sin embargo, la capacidad de almacenamiento varía mucho de una región a otra en función del tipo de suelo. Los suelos de las turberas, por ejemplo, pueden almacenar mucho más carbono orgánico que los suelos minerales.

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El humus: un factor clave para la fertilidad del suelo 

El humus se encuentra en la capa superior del suelo. La composición ideal de un suelo sano es la que se describe a continuación:

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El humus está formado por residuos vegetales (materia orgánica) transformados por los animales y microorganismos del suelo en materia orgánica. Proporciona nutrientes a las plantas, absorbe el agua como una esponja y mantiene el suelo estructurado.
El humus tiene un efecto positivo sobre el potencial de rendimiento y la seguridad del rendimiento de los suelos. Un alto contenido de humus puede aumentar la capacidad de almacenamiento de agua y, por tanto, la disponibilidad de ésta, así como la retención de algunos elementos minerales y su disponibilidad para las raices. Además, los suelos ricos en humus se calientan rápidamente en primavera debido a su color oscuro, lo que favorece el crecimiento de las plantas.

Humus - CO2 y protección del clima 

El carbono, que representa casi el 60% del humus, es el elemento más importante de la materia orgánica del suelo.

La proporción del contenido de humus en el suelo es el resultado de una compleja interacción entre

  • La cantidad y composición de la entrada de materiales orgánicos en el suelo.
  • La conversión, descomposición y estabilización de los materiales orgánicos en el suelo.
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© Agroscope (Gabriela Brändle, Urs Zihlmann), LANAT (Andreas Chervet)
Traducido a ES para facilitar la comprensión

El humus tiene una gran responsabilidad sobre el clima: si el suministro de carbono orgánico en el suelo disminuye, se libera dióxido de carbono (CO2). Si el suministro aumenta, el CO2 se fija al ser secuestrado en el suelo. El humus estable a largo plazo (Kg/Ha) es especialmente importante para la protección del clima.

Humus y arado 

Es necesario preservar el contenido de humus del suelo. Al evaluar el impacto en el contenido de humus de diferentes sistemas de establecimiento de cultivos, los resultados son claros: las técnicas de no labranza y labranza reducida no tienen ningún efecto positivo en el establecimiento del humus.

En más de 100 estudios de campo realizados en Alemania, en los que se analizó todo el perfil del suelo, el Instituto Thünen llegó a la siguiente conclusión: los sistemas de implantación de cultivos sin labranza dan lugar a un almacenamiento de carbono mucho menor por hectárea y año. En muchos estudios, incluso se produjo una pérdida de humus.
Fuente: Informe Thünen nº 64, noviembre de 2018, página 194 y siguientes.

El Dr. Axel Don, del Instituto Thünen, ofrece una explicación: "El humus se deriva de los residuos de raíces y cultivos, así como de los fertilizantes orgánicos como el estiércol y los purines. Entra en el suelo principalmente desde arriba. Sin el laboreo inverso con un arado, el humus recién formado permanece cerca de la superficie y no se mezcla con la capa superior del suelo de forma uniforme. Y hay un efecto negativo adicional: sin aflojar el suelo, es probable que aumente la descomposición microbiana de los nitratos y que se produzcan mayores emisiones de óxido nitroso (N20) . Este gas es 300 veces más perjudicial para el clima que el CO2".

Resultados y conclusiones similares se muestran también en un estudio paneuropeo llamado "Catch C Project"

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¿Por qué arar con Kverneland? 

El arado se conoce científicamente como una técnica eficiente de establecimiento de cultivos que ayuda a crear humus, secuestrar CO2 y evitar la liberación de gases nocivos N20 a la atmósfera. El arado debe realizarse de la mejor manera. Los cuerpos Kverneland lo hacen posible. Están diseñados para adaptarse a cualquier condición de suelo y son reconocidos en todo el mundo por su alto rendimiento. El arado con Kverneland es un paso hacia los altos rendimientos y los ingresos: método eficiente no químico para la preparación del lecho de siembra, controla las malas hierbas, las babosas y las plagas. Repara los campos dañados y crea las condiciones óptimas para el crecimiento de las plantas: equilibrio ideal de contenido de aire-agua-minerales y humus.

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